martes, 5 de noviembre de 2013

Palosanto de Bunbury: punto de encuentro entre razón y corazón

Ya tengo Palosanto en mis manos. Sí, lo nuevo de Bunbury. Es literal, en mis manostengo el cd, la edición especial… digamos que en esta era dónde imperan las descargas digitalespertenezco a esa especie que aún disfruta con los formatos físicos y explorando los libretos, la fotografía, la estética y todo lo adicional que este tipo de soporte, hoy en desuso, nos puede ofrecer.

No puedo precisar, todavía, tan sólo he escuchado el disco en dos ocasiones, y no ha sido en las mejores condiciones ambientales y emocionales me temo, así que por ahora, lo que puedo decir, es que me ha desubicado completamenteno es lo que esperabaaunque eso se puede ver como un tanto a su favor, puesto que el hecho de que un músico que cuenta con una dilatada y exitosa carrera aún cause sorpresa y sea capaz de estos giros es admirable. Con Bunbury no hay que dar nada por sentado. Comentaba en otra entrada anterior que intuía que Palosanto iba a ser un disco muy luminoso, y en estas primeras escuchas no ha sido así, posiblemente fruto de mi percepción personal en ese momento concreto… no lo sé, pero sí lo calificaría como un disco hermoso, en líneas generales, y pese a esas canciones más cañeras de carácter reivindicativo y/o de protesta que por otra parte, considero imprescindibles para cualquier mortal que tenga sangre en las venas y por cuestiones de higiene mental, dadas las circunstancias.

Apunto también que tenía razón el propio Bunbury, no es un disco para escucharlo de tirón, porque quizás sobrecarga, o resulta demasiado denso, al menos a mí así me ha ocurrido, provocándome sensaciones extrañas y emociones complicadas.
Las dos partes aparecen claramente diferenciadas, y es bueno hacer una pausa entre ellas, eso ya lo tengo bien aprendido: salir a dar una vuelta, prepararse la comida, ir a hacer la compra, o darse una ducha… cualquier actividad rutinaria será propicia para continuar con la escucha de toda la segunda parte.

No entro a realizar una disección de cada uno de los temas: existen en la red numerosos artículos donde se realiza esta tarea de forma precisa y muy bien, y para eso ya están los expertos, yo sólo soy alguien que se dedica a sentir la música y a dejarse impregnar por ella, cuestión de emoción y nada más… y además, en este momento sería imposible, dos escuchas y unas cuantas impresiones no son suficientes para meterse en esta faena.

Creo que es un disco muy especial, para ponerlo sólo si realmente se tienen ganas, y tengo la sensación de que con el paso del tiempo, y tras unas cuantas atentas escuchas, posiblemente se un disco diez. Merece un análisis concienzudoMusicalmente, presenta infinidad de matices; hay que ir dejándose atrapar por éstos, sin prisas. Y en cuanto a las letras, encuentro mucha literatura, mucho trabajo interno por hacer, mucho que sentir a flor de piel.
Puede que esta nueva creación sea únicamente soportable para acérrimos seguidores, o quizás todo lo contrario, igual es más fácil de asimilar para gente ajena al universo bunburyano, precisamente porque poco tiene que ver Palosanto con otros discos anteriores, salvo alguna excepción.

Conclusión: es un disco raro, marciano, diría yono tengo nada claro si he quedado espantada  con el resultado, o es lo mejor hecho hasta ahora por Bunbury, y el problema está en que yo aún no alcanzo a comprenderlo, tal es mi desconcierto.
Considero que emuy pronto para posicionarse, todavía hay mucho que confrontar en cuanto a contenido y continente de Palosanto, pero sospecho que la segunda opción será la buena y que nos encontramos ante un disco extraordinario que hay que ir descubriendo paso a paso.

Me encantaría conocer la opinión de aquellos que ya estén disfrutando de él, y digo bien, disfrutando, porque pese a mi extrañeza y estupor ante estas primeras incursiones, y en parte también por eso mismo, creo que nos encontramos ante un disco hecho para disfrutar, muy contemporáneo digno de los tiempos convulsos y extraños que vivimos.