viernes, 17 de febrero de 2017

Lo prometido es deuda



Solo una vez me hizo una promesa. En aquellos tiempos, yo apenas creía en nada, escarmentada de amores baratos y relaciones de saldo. Y me reí en su cara.

Jamás te decepcionaré —dijo rotundo —. No faltaré a ninguna cita, y te esperaré todos los atardeceres hasta que seas tú, amor, la que decida no acudir.

Y cumplió con creces.
Cada día me espera bajo una lápida gris a salvo de los rayos del sol y de la vida.