Porque es más fácil mirar hacia otro lado, porque muchas veces preferimos no saber, no sentir, porque establecemos mecanismos de defensa para abstraernos de la realidad, porque pensamos, absurdamente, que así evitaremos que la vida nos ponga del revés en cualquier momento, porque nos da pánico cambiar, porque somos inseguros, porque optamos por el autoengaño para eludir nuestra propia cobardía. Así somos la mayoría...
Un propósito vital: dejar de lado los miedos y pisar por el mundo sin anestesias, aunque a veces duela. La vida es demasiado finita y vivirla superficialmente sería un error irrevocable.